• El Salvador tiene un restrictivo tratamiento de las interrupciones de embarazo

  • El aborto se considera delito de homicidio y las penas superan los 30 años

El aborto en Salvador LUIS NÚÑEZ

JAVIER BRANDOLI San Salvador

Actualizado: 25/04/2015 02:07 horas

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El Salvador es uno de los seis países en el planeta que prohíben cualquier tipo de aborto. Ni la violación, ni el riesgo de la salud de la madre, ni la malformación del feto son causas permitidas para interrumpir el embarazo. Una realidad legal que choca de frente, hasta hacer añicos, la ya complicada realidad social.

Hay pocos datos oficiales actualizados del Gobierno, pero el Ministerio de la Salud registró 19.290 abortos entre 2005 y 2008. Más de la cuarta parte eran de menores de 18 años. En 2013, de hecho, se detuvo a seis niñas menores de 17 años por este delito. El 57 por ciento de las „mujeres” embarazadas entre 10 y 19 años es fruto de una violación. En 2013, hubo 1.346 violaciones denunciadas por niñas y mujeres, cifra que en la realidad es mucho más alta por el miedo que hay a interponer las denuncias.

En la actualidad hay 33 mujeres testadas en la cárcel por un delito de homicidio con agravante, aunque la Corte Suprema reconoce que puede haber más de 90. Se las acusa de matar a sus bebés con pruebas contundentes y sentencias contradictorias. 17 de ellas forman parte de una campaña internacional liderada por Amnistía Internacional que ha recogido 300.558 firmas que se han entregado a presidencia del Gobierno y Parlamento. El presidente de la Cámara de Diputados, Sigfrido Reyes, calificó de „medieval” la legislación que hay en El Salvador en esta materia e hizo unas duras acusaciones al poder judicial al afirmar que „no se jacta por impartir justicia. Hay demasiados intereses y corrupción„, durante el acto de entrega de las firmas.

„Queremos que al menos se despenalice inmediatamente los casos de interrupción de embarazo en los que ha habido una violación o incesto, un riesgo físico o mental para la madre y el feto no puede sobrevivir fuera del útero y que se libere a todas las encarceladas„, dice Erika Guevara, directora de AI. „La Corte Suprema con la que nos hemos reunido hoy nos ha reconocido que las penas son desproporcionadas y que no hubo garantías procesales”, concluye.

En la actualidad hay 33 mujeres en la cárcel por un delito de homicidio con agravante en El Salvador

Entre esas encarceladas están María Teresa, Alba, Maira y Teodora, condenadas a entre 30 y 40 años de cárcel por un delito que ellas aseguran que no cometieron y cuya versión de los hechos es tan triste como contradictoria. Las sentenciaron por cometer abortos que acabaron siendo considerados homicidios con agravante ya que sus bebés tenían más de 22 semanas de gestación. Ellas sostienen que fueron abortos espontáneos. „¿Para qué íbamos a esperar al octavo mes de embarazo para acabar con nuestros bebés?”, mantienen. Dos de las cuatro, curiosamente, pese a ser el emblema de esta campaña internacional en la que se pide despenalizar el aborto en El Salvador, se muestran contrarias y críticas con la interrupción voluntaria del embarazo. „Nosotras no abortamos voluntariamente ni nos parece bien que se haga”, afirman. Las dos restantes son ambiguas.

De las 33 mujeres encarceladas, dos, Guadalupe y Mirna, han recuperado la libertad tras un indulto aprobado por el Parlamento que la propia Corte Suprema califica como „garantías fundamentales de la imputada”, „justicia y equidad” y „no haberse probado su culpabilidad”. También se liberó a otras mujeres a las que se descubrió graves enfermedades que causaron el aborto y hubo una arrestada que se suicidó al ser enviada a la cárcel con una pena de tres años y sin antecedentes.

El relato de los sucesos de las cuatro detenidas es parte de una entrevista que se realizó dentro de la cárcel de mujeres de Ilopango y corresponde a la versión de los hechos de las detenidas, sus abogados y las organizaciones sociales. Sin embargo, tres de las cuatro sentencias a las que ha tenido acceso EL MUNDO contradicen las versiones de las detenidas. Los casos están levantando una enorme controversia social en el país.

María Teresa

María Teresa, 32 años. Tiene un hijo. Condenada a 40 años.

„Me dieron ganas muy fuertes de ir al baño, me senté en la taza, algo bajó y cuando me limpié estaba llena de sangre. Como pude llegué hasta donde dormía, no sabía que estaba embarazada”.

Teresa, la condenada a más años de prisión de las cuatro, parió a su hijo en la letrina en la casa que compartía con su suegra. Perdió el conocimiento y cuando lo recuperó estaba en un hospital donde rápidamente fue detenida. „No me hicieron ningún examen médico ni prueba. Me detuvieron allí mismo y me esposaron. No tuve ningún abogado y en la estación de Policía me insultaban y tiraban la comida a la cara”.

En el juicio, „una antigua jefa de Teresa dijo que en enero de 2011 ella le había comentado que podía estar embarazada lo que le bastó al juez para dar por bueno el testimonio y acreditar, por tanto, que ella sabía desde entonces que estaba gestando un bebé y obviar que en ese caso su embarazo sería de 11 meses„, asegura Denis Muñoz, uno de los abogados de las detenidas.

„Hay que ser muy fuerte para no caer en una depresión. En ocasiones he sentido ganas de suicidarme, pero entonces me acuerdo de mi otro hijo y sé que me debo mantener. Él ya no quiere venir a verme, le dice a su abuela que no le gusta que lo cacheen en la puerta y que lo que quiere es verme fuera, libre„.

En su vista sobre el indulto le preguntaron si se arrepentía de lo que hizo, su respuesta fue contundente pese a que le complicaba obtener la libertad: „No hice nada, no tengo nada de lo que arrepentirme„. Sobre su posición personal sobre el aborto declara que „yo tengo que tomar mi decisión, soy dueña de mi cuerpo. En mí caso fue un accidente, si hubiera pretendido abortar lo hubiera hecho desde el principio”.

Verónica

Verónica, 30 años. Condenada a 30 años. Lleva 12 años y dos meses presa.

Verónica tiene 30 años metidos en el cuerpo de una mujer de sesenta. Demacrada, con sobrepeso, esta chica analfabeta se quedó embarazada por una violación. „Me violó el sobrino de la dueña de los terrenos donde vivíamos. Mi familia vivía en la parcela y a mí ella con 19 años me llevó a servir a la casa. No pude denunciarle para que no echaran a mis padres y hermanos de los terrenos”.

Fue la dueña de la vivienda, cuenta, la que le dijo que en el parto habría una partera. „Al nacer, la partera dijo que el niño estaba muerto. Yo tuve sangramientos y problemas y la señora me llevó al hospital y desapareció. Me detuvieron. El día del juicio conocí a mi abogado de oficio. La señora y la partera, pese a que las buscaron, no volvieron a aparecer”. La sentencia, sin embargo, habla de golpes en el feto y de ser encontrado en el cuarto de Verónica envuelto en una bolsa negra de plástico y con unas piedras encima.

Ella, sobre el aborto, dice que „hacerlo por el gusto de uno está mal”.

Alba Lorena

Alba Lorena, 27 años. Condenada a 30 años. Tiene dos hijos. Lleva 5 años presa.

Alba tenía 21 años, dos hijos ya y era analfabeta cuando ocurrió todo. „El niño era producto de una violación que no denuncié por miedo”, explica a la vez que rompe a llorar suavemente. „Andaba por el centro de la ciudad y me sentí mal Fui a un hospital y me dijeron que no era nada. Mi madre había muerto hace 20 días. Me desmayé primero y cuando di a luz me fui corriendo a llevárselo a una vecina, casada con su tío, que era partera. Tuve mala suerte y se me cayó, pero cuando ella lo agarró estaba vivo y respiró durante más de media hora”.

Fue velado y al día siguiente su tía llamó a los forenses. Comenzó entonces un proceso penal por homicidio que desembocó en una sentencia en la que, se dice que „El señor Alba (masculino), tenía el conocimiento que la conducta de disparar a una persona es prohibido por la ley”. Parece un corta y pega de otra sentencia, ya que se la menciona como un hombre y se habla de un disparo, algo que no aparece en ningún momento del expediente ni tiene relación con el caso.

La versión de ella se contradice con la de las testigos del juicio, incluyendo dos vecinas, que aseguraron en la vista que „Alba puso durante media hora la música a todo volumen y cuando llegamos a la casa la encontramos sangrando por las piernas y con el recién nacido metido en una bolsa de plástico que iba a tirar a la fosa fecal„. La perito también dijo que los golpes que recibió debieron ser provocados.

Sobre el derecho a interrumpir libremente el embarazo, ella dice que „mi bebé era el producto de una violación, pero era un niño con derecho a nacer. Por un lado pienso que las mujeres tienen derecho y por otro creo que está mal hacerlo”.

Teodora del Carmen

Teodora del Carmen, 31 años. Condenada a 30 años. Tiene un hijo. 8 años encarcelada.

„Trabajaba en un colegio en el que también vivía. Esa tarde comencé a sentir dolores y le dije al director que me adelantara un dinero y preparé mi maletita para el parto. Llamé a emergencias y los esperé en el colegio durante más de una hora. Sentí ganas de hacer pipí y cuando me bajé los pantalones salió el bebé. Al nacer perdí el conocimiento. Me desperté sin recordar nada y me senté fuera en la grada cuando llegó la Policía y comenzaron a gritarme que por qué lo había hecho. No sé si la niña nació viva o muerta”.

Entonces los agentes, algo muy común en estos casos, quisieron grabarla en vídeo y llamaron a la televisión. „Salí en televisión y en la comisaría otras presas me querían linchar, lo impidió una persona mayor que les dijo que no sabían lo que yo había hecho y que estaba muy enferma. En el juicio me defendió un abogado que no hizo nada y me conoció 24 horas antes. Cuando me sentenciaron, el policía que me escoltaba me dijo que si fuera por él me tiraría por las escaleras”.

En la sentencia, sin embargo, se dice que ocultó el embarazo a sus compañeras mintiendo, que dejó al bebé metido en un retrete y tiró de la cadena, que como lo encontró un bedel, y un policía afirma que ella le reconoció al ser detenida que „lo hecho, hecho está, y ya no puedo hacer nada”.

Sobre el aborto mantiene que „todas las mujeres tienen derecho a decidir. Hay métodos para usar anticonceptivos. Sería excelente que se despenalizara la ley. Las mujeres están presas y los violadores están fuera”.

La doctora abortista: las pobres y solteras son las víctimas

Podría ser encarcelada inmediatamente de saberse su identidad. Pide que no pongamos su nombre real y relata a El Mundo cómo es el mundo oculto de los abortos en El Salvador. „Soy ginecóloga en la medicina pública y privada. Practico abortos porque es un derecho de las mujeres. No hay políticas de planificación familiar ni anticonceptivos. En las clínicas las ponen en dos filas, señalando a las que quieren planificar, y el resto las tachan de pecadoras. Cada 30 minutos hay un parto de una adolescente en El Salvador. Es la principal causa de suicidios en este sector. Yo tengo que tener mucha seguridad, sólo atiendo a gente que conozco bien porque sé que me la juego”. „Por internet se venden pastillas abortivas, es un gran negocio en el mercado negro. Cuestan 300 dólares. Si la mujer es muy guapa, se lo ponen gratis algunos doctores si les permiten que sean ellos los que se lo introducen en la vagina. Yo no cobro por los abortos con medicamentos, pero si es quirúrgico son 500 dólares porque tengo que pagar los gastos de material”. „Las niñas y mujeres pobres no tienen dinero para abortar, son ellas las que sufren la ley. Muchas usan té de clavo y canela o se toman pastillas para la malaria para provocarse el aborto. En ocasiones me llaman sangrando en la cama, solas, porque se han introducido algún objeto para provocarse la interrupción. Otras, llaman a su mejor amigo para que las acompañe y vayan al hospital con ellas haciéndose pasar por sus parejas. Ellos les toman la mano, les besan y los doctores ya piensan que es un aborto natural. En la mayoría de los casos es casi imposible saber si fue un aborto natural o provocado. Las mujeres solteras y sin recursos son las verdaderas víctimas”.

http://www.elmundo.es/internacional/2015/04/25/553a884322601d985a8b456c.html