• El ‘padre’ del gigante de la mensajería publicó un anuncio en prensa para encontrar novia

  • ‘Tienes que saber que cuando una mujer se interesa por un viejo, es sólo por el dinero’

  • Tiene novia, una agente inmobiliario, pero quiere encontrar otra, aunque no tiene suerte

Justo (a la izquierda), con su fallecida mujer, en una imagen de...

Justo (a la izquierda), con su fallecida mujer, en una imagen de archivo. GTRES

SILVIA TAULÉS

Actualizado:23/05/2015 05:39 horas

Los que hay con 40 años ya no tienen ganas de nada y luego hay ancianos que se siguen tomando la vida a la ligera. Así es Justo Yúfera, un joven de 95 años con el que uno habla y sale de la conversación lleno de energía. En la biografía del ex presidente de Seur se cuentan varias estancias en el extranjero (Camerún, Francia, Guinea Ecuatorial) que él vivió como quien se cambia de barrio. Y con esa ligereza cuenta su última mudanza, en este caso sentimental: Yúfera busca novia y se lo explica a LOC con el ánimo de un adolescente. Esta es su historia.

Hace unas semanas, un misterioso anuncio apareció en la prensa: „Empresario jubilado de alto nivel quiere encontrar mujer con buena presencia y sin cargas familiares, para disfrutar de la vida, dispuesta a viajar, conocer sitios, salir a cenar, al teatro, etc. Ofrezco ayuda económica...”. Una casualidad hizo que quien escribe supiera que el anunciante era nada más y nada menos que el fundador de Seur, una de las empresas más importantes de España. Así que pasado un tiempo, LOC se puso en contacto con él para saber cómo había ido la búsqueda de esa ansiada compañía.

-Fatal. No sé por qué razón, pero todas las que me han llamado eran unas viejas. Algunas verdaderas viejas. Vamos, de 66 o 68 años. Ya me contarás.

-Hombre, señor Yúfera, que usted tampoco es un jovencito…

-Bueno, pero al menos me podría haber llamado alguien de 50 años, es lo único que pido: 50 años. ¡Un límite razonable!

Yúfera acoge la llamada de LOC con ironía, es un tipo templado, divertido y de vuelta de todo, así que no le importa hablar de su intimidad con total desparpajo.

„Al final”, dice algo decepcionado, „me he quedado con la que tenía, me he conformado. Me han llamado muchas mujeres, incluso una de Barcelona, que vino en un Mercedes último modelo. Era una chica preciosa, de 37 años, pero estaba casada. Me dijo que a ella no le importaba, pero a mí sí. No es que sea muy estricto en la cosa moral, me he acostado con muchas mujeres, pero la verdad es que no me apetece nada compartir”.

En la actualidad, Yúfera tiene una novia de 47 años (de la que no quiere dar el nombre), una agente inmobiliaria, nos cuenta, que conoció trabajando. „Cuando me quedé viudo [en 2008] decidí vender mi mansión de La Moraleja y contraté a esta chica, que se fue introduciendo en mi vida hasta meterse en mi cama”.

-¿Qué opina su novia de que ponga un anuncio en la prensa para buscar acompañante?

-Se rió de mí, responde Yúfera entre risas.

SIN GANAS DE CASARSE (AÚN)

Lo cierto es que este empresario jubilado vive por y para las relaciones sentimentales, como un auténtico adolescente. Y cuenta que sigue „enamorado” de Pilar, la novia que tuvo antes de la agente inmobiliaria. „Me ha calado, sigo totalmente enamorado de ella”, prosigue, „pero ella quiere casarse y a mí todavía no me apetece”.

Cuando se le plantea que a sus 95 años quizás no debería esperar para pasar por la vicaría, se echa a reír. „Mira, con Pilar vamos y venimos, nos vemos muy a menudo y siempre acabamos en la cama, sin pijama, pero yo no me quiero casar. Tienes que saber una cosa: cuando una mujer se interesa por un viejo como yo, es sólo por el dinero. Porque yo seré un viejo, pero ¡mi dinero es joven! Y yo a Pilar la he dejado millonaria, le he comprado un chalé en Arenys de Mar, de donde es ella, y un piso en la calle Valencia de Barcelona. Claro, como ya tiene dinero, pues ahora se hace la remolona”, sentencia el ex empresario.

Yúfera habla de su ex novia, Pilar, casi en cada frase. La conoció hace unos años, tras haber enviudado, y espera poder volver a ser su novio. „Es que a sus 58 años tiene un cuerpazo… No he visto nada igual en mi vida”. En un momento dado, Yúfera detiene sus palabras y pregunta: „¿Tú sabes bien quién soy yo? Fui un tío muy importante en mi época”. Es cierto. Y aún continúa siéndolo. Justo Yúfera Cerdán fundó en 1942 la empresa Servicio de Envíos Urgentes, matriz de Seur. Nacido en Barcelona en 1920 en una familia de emigrantes murcianos, emigró a Francia a los 8 años, tal y como recoge el libro Seur, 70 años de entrega, editado por la misma empresa. Yúfera estudió en Francia hasta los 13, momento en el que empezó a trabajar como ayudante de pastelero y en la peluquería de su madre. Con 17 años emigró a Camerún, donde vivió hasta los 20. Después decidió volver a su Barcelona natal.

En 1942 empezó a gestar la idea de montar una empresa de envíos. A los 27 hizo el servicio militar en Guinea Ecuatorial, entonces colonia española, y allí conoció a Jorge Fernández, quien, de vuelta a España se convertiría en su socio. La matriz de Seur enviaba en tren unos tres o cuatro paquetes al día desde Barcelona a Madrid y viceversa, lo que no terminaba de satisfacer las aspiraciones de Yúfera, quien, ya casado con María Recuenco, y con dos hijos Carlos, nacido en 1945 (murió hace unos años), y Leonor, en 1950, decidió emigrar con toda la familia a Guinea Ecuatorial. Fueron 10 años muy duros, en los que la salud de María se vio afectada por la dureza del clima africano, por lo que la familia decidió volver, instalarse esta vez en Madrid, y dar el impulso definitivo que necesitaba la empresa para convertirse en un referente. Fue entonces cuando nació Seur.

SU HIJA, PREOCUPADA

La economía española en aquel momento vivía un periodo de crecimiento, lo que permitió que, esta vez sí, las aspiraciones de Justo Yúfera pudieran encontrar su camino. Una de las claves del éxito de Seur fue la incorporación de Ramón Mayo a la empresa. Este joven emprendedor se casó con Leonor Yúfera (tienen dos hijos, Ignacio y Cristina) en 1971, momento en el que el patriarca decide incluir a su yerno en la empresa. Con él surgió una idea de éxito: abrir a mediodía, atrayendo a los pequeños comerciantes que cerraban a la hora de comer. Fulminaron a la competencia.

La década de los 80 es la mejor para Seur. Comienza su expansión nacional e internacional (cierra alianzas con empresas extranjeras) y se convierte en una compañía de peso para la economía española. En la misma década, en 1985, Leonor Yúfera se separa de su marido, quien se aparta de la dirección de la entidad. Y ahora, décadas más tarde, la hija del fundador de Seur vive preocupada por su padre, a tenor de lo que cuenta el propio Yúfera. „Quiere dirigirme, quiere mandar en mi vida, como si fuera mi madre, pero yo no me dejo, la aparto, le digo: ‘No me toques los cojones'”.

Sorprende y se agradece hablar con alguien tan franco y desacomplejado como el señor Yúfera (así le gusta que le llamen). Tras una vida larga y llena de actividad, dice que le gustaría escribir su biografía, pero que no sabe si le interesaría a alguien. „Además, el sexo es muy importante en mi vida y todavía hay muchos maridos vivos”, dice con gracia. Es cierto que vive pendiente del sexo y el amor, pero también lo es que ha trabajado mucho para poder permitirse ese capricho ahora.

„Me gustaría mandar un mensaje a la juventud en estos tiempos de desasosiego: yo fundé Seur con 40 años, después de pasarlo mal y trabajar mucho, después de emigrar y sufrir. Se puede salir, se puede lograr, lo jóvenes no deben desfallecer, tienen que luchar por sus sueños, porque al final, todo se puede conseguir”. Lo habíamos dicho: es un chute de energía.

Forrás: http://www.elmundo.es/loc/2015/05/23/555f7a2046163ff87b8b45a4.html