Actualizado: 25/04/2015 05:07 horas
Cuando el frío aprieta en el Mar del Norte es verano en Valparaíso. O bien: cuando Arguiñano emulsiona un pil pil con cocochas en las calderas de Antena 3, la competencia sirve en plato basto su casquería de chulánganos y bayaderas que buscan el amor en Telecinco; Mujeres y hombres y viceversa que se revientan a tatuajes tribales y revolcones desordenados por unas décimas de gloria, si es que la gloria en cueros existe. Ellos, como tigretones de la sabana, se perfilan las cejas a lo Norma Desmond para batirse en tremebundos duelos de bragueta, pues sólo ha de quedar el que vaya sobrado de prepucio. Ellas, a cambio, se miden la temperatura del cerebro en la curvatura oligofrénica que les nace entre la cérvix y los muslos.
Esta semana, sin más preámbulo, fue un tal Alberto Isla quien se inició en las artimañas de este reality del folleteo. Para los neófitos en telebasura, sirva este breviario de sus cópulas para presentar a la criatura: Alberto conoce a Chabelita Pantoja, hija adoptiva de la tonadillera con mejor tonadilla del patíbulo de Alhaurín; Chabelita se embelesa de Albertito, que la preña en un desliz de pubescencia; en lo que la matriarca es condenada a galeras por los desfalcos marbellíes, los tórtolos se olvidan el amor en algún recodo del camino; Chabelita, de niña a mujer, se convierte en vedette plenipotenciaria de Mediaset; y Alberto, que es pura calentura de Sanlúcar, se casa y se descasa con la ex de su excuñado, o no sé qué, antes de fichar por Telecinco.
Como un exprimidor de El Corte Inglés, la cadena amiga ha sacado todito el néctar a este embrollo adolescente de tintes carcelarios y custodias compartidas. Y mientras Chabelita, que viene a ser intrépida como una sardana en fiesta mayor, ha embarcado en ese laboratorio de famélicos en algún atolón de Honduras -‘Supervivientes’-, aquí en Madrid, al calorcito, Alberto busca hembras tórridas que le succionen a salivazos las heridas –Mujeres y hombres y viceversa-.
Sin desfibrilador, porque la España negra entra mejor a pelo, Telecinco vuelve a retroalimentar su cándida parrilla con las averías amatorias de sus vips de mercadillo. Lo mismo da que entre ellos no se hablen; tendremos Chabelita y don Alberto día y noche, en el gazpacho, en riguroso live y hasta enlatado, en programas cruzados y sinergias imposibles. Con cundas de ex amantes a ambos bandos, como liendres de ubres astronómicas y el Interviú siempre en el pensamiento. Se me olvidaba: en esta romería del descalabro, Nacho Vidal, alias Trompeta, también anda salpimentando la verbena. Sólo le pido a Dios que a Pedro, el Piqueras, no se le salpique de tripas el informativo.
@javierrcid
http://www.elmundo.es/television/2015/04/25/55393a59ca474178158b4570.html