Nocioni, sudor de MVP

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EUROLIGA

El ala-pívot argentino, jugador más valioso de la final con apenas 18 puntos de valoración

  • Su sacrificio como ‘4’ y su labora oscura y física enardecen al Real Madrid y a todo el Palacio

  • ‘En el equipo tenemos mucho talento y yo trato de darle algo diferente, carácter, personalidad y entrega’, asegura

MARIO DÍAZ Madrid

Actualizado:18/05/2015 00:26 horas

„Dejarlo todo dentro de la cancha es indiscutible”. Bien podría haberle tomado prestado el recetario a Diego Simeone, pero Andrés Nocioni, el Chapu, el MVP de la Final Four de la Euroliga, el jugador más valioso de la Novena, impregna cada una de sus acciones en la cancha de identidad propia, de sudor. Porque desde Santa Fe a Manresa hubo un paso casi eterno. Casi tanto como desde Vitoria a Chicago años después. Y no digamos el rodeo hasta llegar a la capital de España para encontrar al fin esa oportunidad esquiva para él tantos años en el TAU, donde, como todo lo que hace, conquistó con sudor, con el sacrificio que el madridismo tanto valora. Aunque no sólo con eso.

Decía una encuesta de 2010 entre los jugadores de la NBA que únicamente Reggie Evans y Ron Artest estaban considerados más sucios que él entre los jugadores de las 30 franquicias. Él, que como buen deportista, como buen argentino, sabe que lo que pasa en la cancha se queda en la cancha. Nunca fue su estilo, como tampoco lo era para el hombre que con 34 años aterrizó en el Real Madrid. Lejos de las cualidades que lo llevaron a ser jugador franquicia en Vitoria, que le convirtieron en pilar fundamental de la mejor selección argentina de todos los tiempos. Precisamente esa que se acaba por cuestiones de edad, aunque su amigo Manu Ginóbili le reconozca -vía Twitter- lo que es mientras él medita su retirada: „¡Bestia Chapu!”

„No me he dejado dentro ni una gota de sudor. Así soy yo y así juego. No sé jugar de otra manera”. Se sinceraba el argentino con el trofeo en sus manos, pero Andrés Nocioni es mucho más que sudor. A los 35, igual que Felipe Reyes, es el pulmón de Pablo Laso, el corazón del juego interior, el alma del campeón de Europa. Porque Andrés Nocioni rinde donde deba hacerlo. Mordiendo en defensa a un pequeño, sacrificándose con alguno de los postes, jugando de cuatro. Porque Andrés Nocioni, ya no es el jugador que fue, es otra cosa.

12 puntos, 7 rebotes, 2 robos, 2 asistencias y 2 tapones

De nada sirven sus números ante Olympiacos -12 puntos, 7 rebotes, 2 robos, 2 asistencias, 2 tapones y 18 de valoración- para ilustrar su trascendencia en un partido con el que el Real Madrid soñaba desde hacía 20 años. No, él no es Arvydas Sabonis ni Joe Arlauckas, pero sus rugidos cada vez que, casualidades de la vida, Laso le sentaba después de una de esas acciones de ‘testiculina’ no sólo metieron a sus compañeros en el encuentro, volcaron a un Palacio de los Deportes que tanto en semifinales contra el Fenerbahçe como contra el conjunto de El Pireo ayer se vio en inferioridad en los decibelios. „En el equipo tenemos mucho talento y yo trato de darle algo diferente, carácter, personalidad y entrega”.

Le debía una el baloncesto a Nocioni, a él, que no cazó ni una sola de las cuatro Final Four consecutivas que sí alcanzó el TAU Baskonia precisamente cuando él emprendió la aventura americana. Allí se fue para ser importante y poco a poco llegó a perder la categoría que en las dos primeras temporada se ganó a pulso en los Bulls. De hecho, cuando acabó en los Kings de Sacramento ni siquiera se mordió la lengua en reconocer desde dentro lo que era un grito en el exterior de aquel vestuario: „Si Chicago era una banda, Sacramento son dos bandas. Es el peor equipo en el que he jugado y estando aquí entiendes por qué”.

Probablemente, agravada la situación con sus problemas físicos durante toda aquella temporada, fue entonces cuando decidió volver, cuando vio que era el momento de intentar retomar lo que dejó a medio camino en Vitoria, aunque no sabía que el futuro, el éxito, esperaba en Madrid: „Siempre busqué fichar por un equipo que tuviera opciones de ganar la Euroliga y hacerlo con un gran técnico como Laso y con los grandes jugadores que hay era un poco más sencillo”. No se equivocó en su decisión -„Venía a esto y lo cumplí”-, tampoco el conjunto blanco. „Se siente que el corazón explota, que las sensaciones salen del cuerpo, se siente una satisfacción porque hay horas de trabajo, horas de perder tiempo con la familia, muchos dolores de rodilla, tobillo…”. Y sudor, mucho sudor.

Forrás: http://www.elmundo.es/deportes/2015/05/18/55591591e2704e37628b458d.html

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