SALUD
Desde que toma cannabidiol, su enfermedad ha remitido
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Se llama J., tiene dos años y dos meses, sufre Síndrome de West y, probablemente, sea el consumidor de cannabis más joven de España
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Sus padres piden el anonimato: de conocerse su identidad, podrían quedarse sin la custodia del hijo
J., que recibe cannabis para su epilepsia, con su madre CARLOS GARCÍA POZO
Actualizado:19/05/2015 01:23 horas
Tiene dos años y dos meses, dice „mammma” y „abbbaaaa„, utiliza el andador a diario y probablemente sea el consumidor de marihuana más joven de España.
No es que J. se lleve la sustancia a la boca como una golosina.
No nos referimos a la imagen hiperbólica de un bebé fumando.
No es ésta la historia de un adicto con pañales.
Sino la crónica de la batalla enconada de unos padres que tratan de salvarle la vida al hijo.
Desde que J. toma su dosis pautada de un tipo específico de cannabinoide llamado cannabidiol (CBD), las crisis epilépticas que le genera el Síndrome de West han remitido como por ensalmo, el niño ha vuelto en sí y -lo que es más importante- el electroencefalograma ha dejado de parecerse al perfil de una etapa montañosa del Tour. Esas etapas llenas de picos altísimos, extenuantes, nerviosas, en las que los hombres acaban reventando como granadas de mano.
Si no revelamos su nombre, si no localizamos el lugar donde tuvo lugar este encuentro, si no desvelamos este contraluz, van a entender muy bien los motivos: a los padres le podrían quitar al hijo si se revela su identidad.
-Antes del tratamiento con CBD, el niño tenía hasta 250 espasmos al día.
-¿Y ahora?
-Prácticamente han desaparecido. En el último electro no hay rasgos de epilepsia.
-¿Sois conscientes de las consecuencias legales si esto se supiera?
-Sí, claro, sabemos que nos podrían retirar la custodia del niño. Pero si le estamos dando marihuana es para que mejore. Cada crisis le genera un daño irreversible. Y nuestra carrera es desesperada. El 90% de las conexiones neuronales se generan entre los cero y tres años… ¿Ves? No tenemos tiempo… Yo no le puedo reprochar a un médico que no sepa, que no arriesgue. Porque él no tiene la motivación que tengo yo.
Suena una llave en la puerta. Es el padre con el crío.
-Mírale [la madre señala al pequeño y lo coge]. Esta es mi motivación.
Baste con señalar que sus padres son dos profesores de Secundaria. Que tienen otro hijo sano de cinco años que nos ha recibido disfrazado de momia. Que la enfermedad del hermano le genera retraso mental, grave alteración psicomotora, convulsiones y la imposibilidad de andar y de hablar. Que la motivación de la que habla la madre está ahora mismo en el suelo, panza arriba, jugando con una cortina, un niño de más de dos años con una edad mental de 10 meses. Que el protagonista de esta historia se parte con la única pregunta que le planteamos.
Forrás: http://www.elmundo.es/espana/2015/05/19/555a5b21268e3e1d748b459d.html