ELECCIONES EN REINO UNIDO
Laboristas y conservadores llegan al sprint final virtualmente empatados en las encuestas
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Ningún partido logrará mayoría simple y el Gobierno se decidirá en un juego de coaliciones
El primer ministro británico, David Cameron, se dirige a sus seguidores. TOBY MELVILLE AFP
Actualizado: 07/05/2015 08:16 horas
Más de 40 millones de británicos participarán hoy en las elecciones más reñidas de los últimos 40 años, con laboristas y conservadores virtualmente empatados en las encuestas en el ‘sprint’ final. Ninguno de los dos partidos logrará la mayoría simple y el nuevo Gobierno británico se decidirá al final en juego de coaliciones y negociaciones bajo cuerda que puede llevar el país a una parálisis política.
Los cerca de 40.000 colegios electorales a los que están llamados a votar los británicos para elegir un nuevo Parlamento han abierto sus puertas a las 07.00 hora local (06.00 GMT), en una jornada que se prolongará hasta las 22.00 horas (21.00 GMT).
„¡La victoria está a nuestro alcance!”, proclamó ayer en el cierre de campaña el ‘premier’ David Cameron, con una ligera ventaja en las apuestas y en las proyecciones de los analistas, pero sin ninguna firme garantía de poder revalidar durante otros cinco años su mandato. Ante la encrucijada del 7-M, y con el fantasma de Edward Heath en 1974 pululando por Downing Street, el líder conservador se ha comprometido a „poner en primer lugar los intereses del país” y a trabajar por un „Gobierno fuerte y estable”.
El laborista Ed Miliband ha demostrado ser un líder más resistente y combativo de lo que muchos esperaban y ha llegado con un impulso „extra” a la recta final. Arropado por una campaña de puerta a puerta que ha llamado a más de cinco millones de hogares, Miliband confía en ganar el suficiente terreno en Inglaterra para compensar la pérdida masiva de escaños en Escocia.
El Partido Nacional Escocés (SNP) de Nicola Sturgeon irrumpirá con una fuerza inusitada y saltará de sus seis diputados actuales a la casi totalidad de los 59 escaños en liza en su territorio. Sturgeon, triunfadora moral de la campaña, aspira a desembarcar en Londres con una „fuerza de choque” el mismo viernes, dispuesta a entablar conversaciones con los laboristas en cuanto los resultados se hagan oficiales.
Aunque el comodín en la manga puede volver a tenerlo al final el líder liberal-demócrata Nick Clegg. Pese a ver sus 56 diputados reducidos a la mitad, Clegg se ofrecerá previsiblemente al partido ganador. El líder se ofreció ayer como garantía de „estabilidad”. Durante la campaña ha admitido que está dispuesto a poner el „corazón” en una nueva coalición con los „tories”… O el „cerebro” en una hipotética alianza con los laboristas.
La encuestas de encuestas de la BBC daba entre tanto ayer a los conservadores el 34% de la intención de voto, frente al 33% de los laboristas, que han recuperado terreno en todos los sondeos en el ‘sprint’ final. Ninguno de los dos partidos alcanzará previsiblemente los 300 diputados, de un total de 650. Ni siquiera el acuerdo con un solo partido les garantizará poder llegar a los 323 necesarios para una minoría simple (el presidente de la Cámara de los Comunes y los dos asientos vacíos de Sinn Féin no cuentan).
„Pesadilla en Downing Street”, titulaba en portada ‘The Daily Telegraph’, augurando el caos que se avecina. „Occupy Downing Street”, podía leerse en un editorial de ‘The Times’ donde se epeculaba con el posible „asalto” capitaneado por Ed Miliband, aun perdiendo el voto popular y con el apoyo del SNP que tanto ha estado eludiendo durante la campaña.
La cuestión escocesa volvió a aflorar como la preocupación primordial (y casi obsesiva) de los conservadores en las últimas horas. El ex primer ministro John Major y el alcalde de Londres, Boris Johnson, hicieron eco a Cameron y amenazaron con el riesgo de „ruptura del país” si los laboristas llegan a un acuerdo con el SNP.
El premier David Cameron ha puesto al final tanto énfasis en conquistar esos 23 „escaños marginales” que su opinión marcará la diferencia, como en deslegitimar a la ya llamada „coalición de los perdedores” (el caso de que los laboristas pretendan descbancarle con el apoyo de otros partidos pese a perder matemáticamente las elecciones).
Si se confirma su triunfo en las urnas, Cameron tiene toda la intención de proclamar „victoria” a las puertas de Downing Street para anticiparse a cualquier maniobra de Ed Miliband. El premier ha dado instrucciones a directas a su jefe de estrategia política, Oliver Letwin, para abrir oficialmente los contactos con el Partido Liberal-Demócrata a a las pocas horas, con el objetivo de „reactivar” la coalición de Gobierno.
Para llegar a los 323 diputados, Cameron se puede ver obligado a negociar también con el Partido Democrático Unionista (DUP) de Peter Robinson. En el caso de que ni siquiera con los unionistas norirlandeses se llegara a la mayoría simple, el líder conservador puede intentar abrirse camino con un Gobierno en minoría.
El Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip) puede llegar al 13% del voto, pero las proyecciones le dan apenas tres diputados (incluido el de su líder, Nigel Farage), lo que le convertirán en una fuerza marginal y sin apenas peso parlamentario. Otra las opciones que podría tener sin embargo Cameron en su mano sería la de una coalición de derecha dura con el DUP y el Ukip, descalificada de antemano por Nick Clegg como el „Bluekip”.
La posibilidad más real es pues un remake de la actual coalición de Gobierno, aunque Nick Clegg está recibiendo por parte de la ejecutiva del Partido Liberal-Demócrata, que reclama estar presente en las conservaciones con los conservadores. Vince Cable, secretario de Estado para Negocios e Innovación, ha advertido ya que la convocatoria del referéndum de la Unión Europea puede ser un gran escollo.
El propio Nick Clegg ha limado sin embargo asperezas de entrada y ha advertido de que el referéndum no será „una línea roja” en la hipotética reactivación de la coalición con el Partido Conservador, aunque sí pondrá un énfasis especial en blindar la sanidad y la educación frente a los futuros recortes sociales.
Ed Miliband también ha movido sus piezas en las últimas horas. Con una ráfaga de actos políticos en el norte de Inglaterra, el líder laborista confiaba en aprovechar el último impulso, en esta intensa semana marcada por golpes de escena como el apoyo del cómico „revolucionario” Russell Brand (con más de 9,5 millones de seguidores en Twitter) o la presentación en granito de los seis mandamientos laboristas, objeto de mofa y escarnio de la prensa consevadora (que lleva varios días comparándole con Moisés).
La campaña hostil de los tabloides culminó ayer con la portada de ‘The Sun’, que ofrecía una humillante instantánea del líder laborista hincándole el diente a un sándwich y advirtiendo de que al Reino Unido le espera el mismo destino que al „bacon”. La portada provocó una reacción inmediata en las redes sociales con el hashtag #JesuisEd, en solidaridad con los hábitos alimenticios del líder laboristas y denunciando la manipulación del tabloide de Rupert Murdoch,
‘The Sun’ ha protagonizado durante la campaña un curioso desdoblamiento que lo dice todo sobre la creciente distancia entre Londres y Edimburgo. Mientras la edición londinense dio su apoyo a David Cameron, la edición escocesa coronaba a Nicola Sturgeon como la princesa Leia de la ‘Guerra de las Galaxias’: „Que la fuerza te acompañe en Westminster”.
Aunque Sturgeon no compite en estas elecciones y seguirá ejerciendo de ministra principal de Escocia, sí intentará sentarse en la mesa con Ed Miliband, que lleva toda la campaña haciéndose el esquivo. Sturgeon estará arropada por Alex Salmond, el viejo/nuevo hombre fuerte del SNP en Westminster, con una „misión específica” que no ha sido revelada.
Sturgeon le insistirá a Miliband en la necesidad de formar una alianza progresista y anti-tory con el apoyo del Partido de Gales (Plaid Cymru) y del Partido Verde, que aspira revalidar su único escaño. El líder laborista ha rechazado sin embargo varias veces la posibilidad de cualquier tipo de acuerdo con el SNP, aunque ha dejado abierta la posibilidad de un apoyo voto a voto. La primera prueba de fuego sería un hipotética moción de censura para intentar desbancar a Cameron.
Forrás: http://www.elmundo.es/internacional/2015/05/07/554a623bca47411f0e8b4575.html