La fiesta, a ritmo de El Barrio

He vuelto’, fue la canción fetiche de las celebraciones en Lille

Como la selección durante el Eurobasket, la noche en ‘La Terrasse des Remparts’ fue de menos a más. De los posados con la Copa (no la levantaba cualquiera) se fue pasando a los gritos de guerra; el fisioterapeuta David Urbano era el director de orquesta. Se apuraba el jamón Cinco Jotas, con Valeriano funcionando a toda máquina, y corría la cerveza. Todavía la música no demasiado alta, porque Chloé, la niña de Felipe Reyes, dormía como si nada en medio de la jarana. También aguantaba el peque de Mirotic.

Pero, ya con algo más de intimidad, avanzada la madrugada en Lille, se empezó a desatar la euforia. Antes, en una estampa de esas que quedan para mucho tiempo, Felipe Reyes y Pau Gasol, „casi familia”, conversaban apartados cerca de la puerta de salida. Las notas que marcaron el punto de partida de la alegría fueron las de ‘El Barrio’, canción talismán. „He vuelto, se acabó este descansito, ahora toca caminito de guitarras y sombreros…”. La letra llevaba el mensaje reivindicativo de un equipo que se había sentido maltratado, como si no hubieran demostrado en el pasado que siempre son capaces de regresar. „He vuelto, he sacado de mis recuerdos el negro de las camisas…”. Y venga abrazos.

El repertorio pronto se amplió, mientras Scariolo abandonaba pronto el restaurante, ahora ya discoteca, acompañado de su esposa, Blanca Ares. „Somos campeones de Europa”, ‘La Marsellena’ con una sola estrofa („Gasol, Gasoool”…) y, por supuesto, el ‘Que viva España’. Los había más animados (Llull, Claver, Vives, San Emeterio), jugando a ser DJ’s, y más calmados. Rudy apenas podía levantarse de la silla, siempre Helen Lindes cerca. Pau, acompañado de su hermano Adrià, prefería la conversación. Como Sergio Rodríguez, en una extraña calma, seguramente deseando ya volver a casa para reencontrarse con su mujer y su pequeña Carmela después de más de dos semanas separados.

La Copa de Urbano, de su tamaño, era la reina de la pista, de mano en mano, no precisamente con agua dentro. En la despedida, un „El año que viene, nos vemos en Brasil”. Y, un poquito más en la intimidad, las palabras sinceras de José Luis Sáez a Pau Gasol, casi al oído: „Gracias por venir”.

A las 10 partía el chárter dirección Madrid. El día de los campeones era ajetreado. Recepción en La Moncloa (12.45 horas), celebración en Callao (13.30 h.) y comida en el restaurante Txistu (15.00 h.).

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