FERIA DE SAN MARCOS

  • José Tomás regresa feliz a Aguascalientes (México), el escenario donde hace cinco años estuvo a punto de perder la vida. Apenas 38 segundos le separaron de la frontera de la muerte. el mundo los recorre por primera vez sobre el lugar de los hechos con el equipo médico que logró el milagro con el ‘dios de piedra de Galapagar’. Mañana vuelve a torear en esa misma plaza

ZABALA DE LA SERNA AGUASCALIENTES (MÉXICO)

Actualizado: 01/05/2015 07:04 horas

38 segundos separan el sitio desde donde cayó José Tomás hasta la enfermería de Aguascalientes. Metros, segundos, centímetros, lo que separa la vida de la muerte. „Si el ruedo hubiera sido más grande, quién sabe qué hubiera pasado”, dice el doctor Carlos Hernández, actual jefe del equipo médico que en 2010 obró el milagro que ahora recuerda con su ajustada y pequeña bata blanca.

Hoy la ciudad es una fiesta que celebra el regreso del hijo redivivo a su plaza. Pero hubo unos hombres, los otros héroes del 24 de abril, que no olvidan.

Volvemos con ellos sobre los pasos. El recorrido exacto de la tragedia que se evitó. Como si el banderillero hundiera de nuevo su puño en el muslo dragado del matador y Alberto Elvira saltase de nuevo al quite de Navegante, el toro que una noche se convirtió en un diálogo íntimo como una ética vital. Así lo explicó José Tomás en el libro ‘Diálogo con Navegante’.

– ¿Por qué te volviste de aquella manera tan inesperada?

– Te tocaba pagar otra vez por todo lo que te estábamos dando los toros. Para empezar, con nuestras embestidas le encuentras sentido a tu existencia. Estando ahí frente a nosotros te sientes más vivo.

Don Carlos y su gente sienten la necesidad de explicar aquellos momentos sobre los que tanto se escribió. Nunca antes lo habían hecho sobre el mismo terreno. Ni con tan escrupuloso detenimiento. José Luis Martínez ejercía, y ejerce, como anestesista de la plaza. El anestesiólogo, como se dice en México, muestra a EL MUNDO, plano en mano, la nueva enfermería reformada, los protocolos de actuación, las fechas de inspección y cada decisión que entonces se tomó. Hay una pregunta que se escapa a todos: ¿qué existe en la cabeza de José Tomás para volver a este escenario? «Lo único que no tenemos en el equipo es psicólogo para analizar la personalidad del maestro», contesta su jefe con respetuoso sentido del humor.

El anestesiólogo nos guía y conduce al ruedo en sentido inverso al recorrido del dios de piedra de Galapagar aquella tarde. Salimos de quirófano por el burladero de los médicos dedicado a la eminencia científica del doctor Campos Licastro. Pisamos el mismo callejón que se convirtió en una alfombra de sangre; por la tronera del burladero sentimos la oscura arena mojada bajo los pies. Llueve y la Monumental de Aguascalientes alza su verticalidad contra las nubes. Las plazas vacías tienen un eco de Coliseo romano que siempre se queda. Un ruido de fieras y hombres.

– Yo tengo asumido por mi educación taurina [le decía José Tomás a Navegante] que os tengo que pagar un tributo. Y digo con normalidad cada vez que ha llegado, y lo digo en esta ocasión, que así ha sido. En el momento en el que no estaba claro el futuro de la pierna, lo único que podía era agradeceros [a los toros] todo lo que me habíais dado. Eso sí, iba a poner todo lo que estaba en mi mano porque lo demás estaba en las de los doctores, como lo estuvo en el momento de la cornada para poder recuperarme y volver a sentiros cerca. Fue un camino largo, muy largo e intenso, muy intenso. De mucha incertidumbre que me hizo crecer como persona, que me hizo crecer como torero. Porque tuve que profundizar en las formas y, como dijo Hegel, „en arte la forma es el fondo”.

„Aquí fue”. El doctor Martínez señala el lugar exacto de la cornada con certeza de zahorí. Indica con el dedo la cercanía de uno de los tres portones de la barrera, el más próximo a la enfermería; los otros se antojan inalcanzables en diámetros casi opuestos. No hubiera dado tiempo: 38 segundos y más de dos litros de sangre derramada, un 40% del volumen sanguíneo que corresponde a un hombre de la estatura y el peso de José Tomás. „Por eso atenderlo en el área de revisión o estabilización y no en la de choque fue de vital importancia para mantenerlo vivo: no habría llegado. Las fotos que ustedes publicaron y vieron correspondían a la sala de estabilización”, pormenoriza el anestesista con afán aclaratorio.

A aquel enjambre que colmaba la Monumental en 2010 se sumó el zumbido aterrador de la megafonía que solicitaba a los aficionados sangre [del tipo A negativo] que no había. Y, de inmediato, las generosas gentes hidrocálidas dispusieron sus venas en masa. Linda realidad que engrandecía una historia de leyenda, pero aceptar donantes de semejante modo habría contravenido todas las normas de seguridad hematológicas. Nadie llegó a donar. ¿Por qué se ordenó pedir por los altavoces sangre? „No sabemos. Hubo muchas intromisiones, estrellas que se colgaron de la película, artistas invitados, políticos… ¿Y quién dijo de bajar un helicóptero al lado de la plaza cuando en 2010 la ciudad no contaba con helipuertos? Fueron muchas cuestiones agregadas. Nosotros nos ocupamos de trabajar en la pierna del maestro Tomás”.

El cuaderno de bitácora oficial de la Cruz Roja cronometró el traslado hasta el hospital Miguel Hidalgo, el más moderno y dotado de Aguascalientes, en 2 minutos y 38 segundos. Un récord en una ciudad atestada por la Feria de San Marcos. Otra vez 38 segundos como coda para atrapar los 21 gramos del alma prófuga de José Tomás. El relato del equipo médico del doctor Hernández disecciona capítulo a capítulo la homérica batalla como una lección de anatomía.

La afición dispuso venas en masa pero nadie llegó a donar

Una lucha por ganarle tiempo al tiempo. Y si en esa guerra sucia de la muerte hay que intervenir sin anestesia… „La acción la tomó el cirujano cardiovascular Ruiz Romero. El grado cuatro de shock por pérdida de sangre [no hay más en la escala de gravedad] conlleva un estado de inconsciencia como en el que se encontraba José Tomás. Mientras trabajábamos con la anestesia y los sueros, se cortaba la hemorragia. Fue importantísima la determinación. Tardamos en estabilizarlo un promedio de 10 a 15 minutos, en 20 teníamos cuatro unidades de sangre y…”

Y JT exige por contrato desde aquella tarde cinco unidades de su tipo A negativo allá donde torea. Ahora faltan 24 horas para que el mito regrese como vencedor de su destino. Acá vive el maestro desde mediados de septiembre. Su imagen promocional que cuelga por las calles de Aguas transmite felicidad y paz.

Como si le quisiera quitar el sentimiento grave a su vuelta. Tal vez sea en esta tierra cálida donde José Tomás alcanza el estado puro de su ser junto a su mujer Isabel y su hijo. Por ella preguntó cuando despertó del viaje por la laguna Estigia.

„Si el ruedo hubiera sido más grande, quién sabe que hubiera pasado”

Su sonrisa aleja los sombríos retratos circunspectos y los miedos de hace un lustro. Una camisa negra, la muleta roja, las canas blancas de un flequillo largo y la fecha sobreimpresionada: 2 de mayo de 2015.

Las escasas noticias que en ocho meses han transcendido se resumen prácticamente en el comunicado que la empresa del todopoderoso Alberto Bailleres (EMTSA) emitió en su día con la confirmación del contrato que en 2013 no se ató. Alguna fotografía clandestina de la preparación de José Tomás en el campo bravo mexicano se ha filtrado y borrado de un plumazo, ataviado a la usanza charra. Como vestía el viejo patriarca Juan Silveti, el Tigre de Guanajuato que sobrevivió a 32 cornadas, cuatro balazos y dos puñaladas. Aquel Tigre de pistolones al cincho, negro traje de calaveras plateadas y un ‘colt’ de cachas de nácar: Doña Genoveva lo bautizó.

Hoy Aguascalientes ya es la fiesta del pueblo, una marea incontrolada de tequila, una revolución de aviones privados: una flota de 40 jets espera el comedido aeropuerto. Ni caben en su parquedero. Como no cabe un alfiler más en la ciudad que se expande más allá de sus fronteras. El foco de atención mundial sólo se lo pelea Las Vegas, pero se divide en una terna: José Tomás, Mayweather y Pacquiao. No se habla de bolsas más allá de las 12 cuerdas, „el prado de soga y resina” en metáfora de Manolo Alcántara. De la capital del genuino C.S.I. a Aguas.

Del MGM Grand a la Monumental. En México no habrá nada más el sábado así que se caiga el cielo.

„Si nuestro teatro tuviese el temblor de las fiestas de toros, si hubiese sabido transportar esa violencia estética, sería un teatro heroico como ‘La Ilíada’…”, escribió Valle-Inclán, el manco de los zapatos de cliqué. El tiempo de los héroes ni ha muerto ni es teatro. Volver a la tierra de fuego es un camino desbrozado hacia delante. José Tomás quiere cerrar el círculo vital, para renacer completamente como el hombre que venció a su destino. Sobre la sangre derramada y la ética de ‘Navegante’.

Forrás: http://www.elmundo.es/cultura/2015/05/01/554285a9ca4741f1018b456b.html