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Así saquearon Cataluña los Pujol

Así saquearon Cataluña los Pujol

Retaro del año 1986 del matrimonio Pujol Ferrusola junto a sus siete hijos: Oriol, Marta, Josep, Jordi, Pere, Mireia, junto a su madre y el pequeño, Oleguer. EFE
«Uno de los españoles, el señor Rosillo, era un gordo fanfarrón que llevaba puesto un estridente blazer dorado. El otro, el señor Pujol, era enjuto y bajito y vestía de forma más discreta. Barletta les estaba dando tratamiento de vips a gran escala, incluyendo un helicóptero alquilado para sobrevolar propiedades disponibles».El periodista norteamericano Jon Lee Anderson describía de esta forma en un número del New Yorker de 1999 un encuentro sobrevenido con dos hombres de negocios españoles a los que él desconocía durante una visita al ex presidente de Panamá Nicolás Barletta, por entonces al frente de una agencia pública hipercorrupta destinada a hacer negocio con los terrenos de la zona del canal. En esa americana macarra de pan de oro de su reportaje encontramos la imagen alegórica que resume la atmósfera moral desde la que se ha gobernado Cataluña durante varias décadas.

Ese «señor Rosillo» es el ciudadano puertorriqueño John Rosillo y, según la investigación de la Policía sobre las cuentas milmillonarias de los Pujol en Andorra, resulta ser «algo más que un testaferro» de la familia. Es el número uno de todos los que han prestado su nombre para contribuir al latrocinio continuado de la gran familia catalana, el primero, el que más. Aquel viaje a Panamá lo hizo con Josep, el tercer hijo del president, cuando Rosillo se encontraba pendiente de ingresar en prisión después de ser condenado por un pelotazo con unos terrenos que multiplicaron su valor con motivo de la construcción de la Villa Olímpica de los Juegos del 92 y sobre los que se desarrolló el barrio Diagonal Mar de Barcelona.

Rosillo era el principal ejecutivo para España de la inmobiliaria estadounidense Kepro y desde esa posición defraudó 1.000 millones de pesetas a Hacienda, en una operación en la que discurrió la utilización de un mendicante que padecía retraso mental notorio como tapadera al frente de una empresa pantalla. Cuando el ardid fue descubierto, Rosillo empaquetó al menesteroso rumbo a Caracas, donde deambuló durante 25 días, desorientado y abandonado completamente a su suerte.

El Tribunal Supremo ordenó en 2002 que entrase en la cárcel. Rosillo ya tenía otra condena, por matar a un joven de 18 años al chocar contra su coche a gran velocidad en el suntuoso Bentley que conducía borracho y puesto de cocaína. Nunca fue a prisión porque escapó del país y fue encontrado muerto en circunstancias inexplicadas en una habitación del Hotel Ambassador de Panamá en 2007. En ese momento negociaba la posibilidad de regresar a España a cambio de aportar a la Fiscalía información de la que nunca se supo.

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Este era el clima, así era el ambiente, estas eran las compañías. El periplo vital relatado corresponde a uno de los grandes amigos y socios más cercanos de la familia encabezada por quien mereció el apelativo de muy honorable. En realidad, ya se sabía que la familia Pujol había vivido rodeada de delincuentes: su empresario de cabecera Javier de la Rosa, sus fieles escuderos Macià Alavedra y Lluís Prenafeta, y así Fèlix Millet, y Jordi Montull, y ahora quizá los Sumarroca y tantos otros. El oasis en el que aparentaba vivir la burguesía nacionalista catalana vinculada a Convergència echaba sus raíces en una ciénaga de mentiras.

31 millones ingresados en metálico

La cifra que se ha conocido esta semana, 31 millones de euros ingresados en metálico en las cuentas que la familia tenía en Andorra, es tan inabarcable que sobrepasa cualquier límite que cupiera en la imaginación para un escándalo de corrupción. Sólo entre 1990 y 2002, mientras Jordi Pujol era presidente de la Generalitat, fueron 2.764 millones de pesetas. En efectivo. ¿Dónde caben 2.764 millones de pesetas en billetes? Aquel relato de telefilme que hizo la ex novia del primogénito, Vicky Álvarez, el de las bolsas de basura repletas de fajos en el maletero, era real. La investigación concede «veracidad» a «todas sus manifestaciones».

Los Pujol eran «una organización criminal, perfectamente asentada y de raigambre familiar», que acumuló un «patrimonio inmenso» gracias a las «aportaciones» de «empresarios necesitados de alguien que dinamizara sus negocios con la Administración pública», según ha concluido la investigación. El dinero, una vez ingresado, «se repartía entre todos los miembros del grupo familiar», extendiéndose en algunos casos «a las parejas sentimentales».

El hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, actuaba como «conseguidor». Él mismo se autodenomina «dinamizador de negocios». «Señor presidente de la República, me dirijo a usted para felicitarle por su elección», le escribió a Ali Bongo tras ser elegido presidente de Gabón en 2009. Y añadía: «Tuve el honor de proponerle hace cinco años la financiación y electrificación de los proyectos Cap Esterias et FCV / OKONDJA y su ejecución ya está en marcha a través de una empresa española: Isolux. A la vista del estado de las cosas, le confirmo que las empresas españolas y, sobre todo, las catalanas están dispuestas y disponibles para ayudarle a poner en marcha las grandes obras que ha anunciado durante la campaña presidencial». A esto, a engrasar relaciones entre una administración y una potencial adjudicataria, se dedicaba Pujol Jr., sobre todo en Cataluña, donde la ascendencia de su padre sobre todo el aparato político autonómico es imponente.

Precisamente la constructora Isolux y su presidente, Luis Delso, aparecen mencionados por los investigadores como los protagonistas de una de las operaciones más lucrativas: el proyecto turístico Azul de Cortés, en Baja California (México). Para la Policía, se trata de una «operación previamente concertada con fondos de origen espurio». Esto es: un blanqueo. El hijo mayor del ex president invirtió 1,3 millones de euros en 2006 en ese negocio días después de reunirse en un hotel de Madrid con su socio Gustavo Shanahan y con Luis Delso. Dos años después, el constructor, de manera inopinada, compró esa participación por 15,2 millones, permitiéndole así un beneficio del 1.124%. Pero además, la investigación ha detectado facturas abonadas por Isolux a la empresa de Pujol Ferrusola Iniciatives Marketing i Inversions, por importe de 1,9 millones, a cambio de servicios de asesoría que los investigadores consideran falsos: sospechan que los pagos estaban destinados en realidad a facilitar la repatriación de cantidades de dinero negro desde México.

En una primera etapa, según la Policía, los ingresos irregulares de los Pujol eran prácticamente siempre en efectivo. De esas operaciones es casi imposible seguir el rastro. En la última década, cuando empezó a ser más complicado para las empresas acumular las grandes cantidades en metálico que exigían, se encubrieron esos pagos por transferencia bajo la apariencia de relaciones comerciales de asesoría o consultoría. Para las sociedades tenía la ventaja de que podían «clasificar las mordidas como costes empresariales», lo que a su vez tenía un beneficio fiscal, y para Pujol Ferrusola, el dinero llegaba limpio.

11,5 millones abonados por 105 pagadores

De esta época, el juez ha cuantificado 11,5 millones de euros en cobros a través de sociedades instrumentales, abonados por 105 pagadores a cambio de adjudicaciones. La Policía destaca sobre todos a la constructora FCC.

La empresa de Esther Koplowitz realizó 25 transferencias entre 2006 y 2009 por valor de 710.000 euros a la sociedad instrumental de los Pujol Brantridge Holdings, gestionada desde Londres por el fiduciario profesional Herbert Rainford Towning. Después, Pujol Ferrusola facturó a su vez a Brantridge servicios ficticios para recuperar los fondos a través de su empresa Iniciatives.

Los pagos, no obstante, los lidera la constructora catalana Copisa, cuyo ex consejero delegado Xavier Tauler está imputado. Pujol Jr. habría cobrado de ella al menos 3,59 millones de euros en «comisiones y pagos ilegales» simulando la prestación de asesorías inmobiliarias. Es «especialmente significativa la operación de compraventa en Hospitalet de Llobregat, en la que la supuesta intermediaria no sólo no conocía, sino que negó enérgicamente que Pujol Ferrusola hubiera intermediado en la operación. Y menos aún Ramón Gironés, suegro de Pujol Ferrusola, quien apareció por la sede de la empresa poco después de la operación reclamando otra comisión del 3% para sí mismo», expone el juez en una de sus resoluciones.

Una parte de los ingresos de los Pujol se destinaba a productos financieros convencionales. El primogénito no era un inversor brillante: su cartera obtuvo entre 2009 y 2011 una rentabilidad negativa del 19,8%. El talento lo tenía para el blanqueo: «Prácticamente todas las metodologías han sido objeto de utilización por él», señalan los investigadores. Para ello, se sirvió de una «ristra de sociedades instrumentales inmensa», como Shaner Investments, Conter Securities, la panameña Kopeland -una shelf corporation destinada al alzamiento de bienes con la que sacó 2,4 millones de Andorra a México con el procedimiento contra él ya iniciado- o la mencionada Brantridge Holdings.

Suiza habría sido «punto intermedio» para desviar dinero a paraísos fiscales como Bahamas, Liechtenstein, Madeira, Panamá o Uruguay. Y presuntos testaferros como José Baro Puyo o José de Alba Barnola colaboraron extrayendo «ingentes cantidades de dinero desde Andorra para invertir en Suramérica».

La adquisición y posterior venta de acciones de Puerto del Rosario (Argentina) es calificada por los investigadores como una «operación de blanqueo de gran envergadura» que permitió a Pujol Jr. «la entrada en España de capitales limpios». El hijo del ex president adquirió en 2007 el 30% del puerto fluvial de la provincia de Santa Fe por 335.506,46 euros. Cinco años más tarde, vendió su paquete de acciones a la aceitera argentina Vicentín por 7.289.219,13 euros, a pesar de que la explotación se encontraba en quiebra. En una entrevista con este periódico, el socio de Pujol Ferrusola declaró que la inversión real de éste fue de 12 millones de dinero negro procedentes de Suiza, Andorra y Panamá.

Precisamente en Argentina, en la frontera con Chile del Paso de Jama, a más de 4.000 metros de altitud, la policía interceptó en noviembre de 2011 una furgoneta a nombre de Agropecuarias Andorranas. Su conductor guardaba una importante cantidad de dinero en efectivo. Se llamaba Josep Pujol Ferrusola. En cualquier parte del mundo puede haber un Pujol con una bolsa de basura dispuesto a hacer una inversión.

Forrás: http://www.elmundo.es

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